Desde chiquito viendo a la selección… perder. Venezuela nunca apareció asociada a los resultados positivos en el fútbol. Prácticamente no existía aquí la cultura del fútbol, y era muy bajo el porcentaje de gente que seguía los juegos de la selección. Total, nuestra selección era la única de Suramérica con una garantía inflexible: la derrota. La victoria de esta noche, ese 2-1 contra Chile, nos coloca por primera vez en semifinales de una Copa América. Las cosas han cambiado mucho, para bien.
Que el rival de esta noche haya sido Chile me trae especiales recuerdos. No olvido un partido por las eliminatorias suramericanas para el mundial de Francia 98, por allá en el lejano 1996. Precisamente nos visitaba Chile, en Barinas. Mi evocación es clara. Era el Chile de Zamorano, Salas, Tapia… era la Venezuela de Stalin Rivas, Tortolero, Dudamel, Castellín. Relataba Lázaro Candal. Inesperadamente, comenzamos ganando con un gol de Diony Guerra. Y el marcador se mantuvo así, hasta el minuto 90. Ah, pero era la pobre Venezuela quien estaba ganando, y ¿qué era Venezuela? Eran los puntos que se llevaban automáticamente todas las otras selecciones suramericanas. Entonces el árbitro, presto a corregir entuertos, extendió el tiempo por varios minutos, tantos como hicieron falta para que el visitante empatara. Supongo que arbitrar una victoria venezolana en aquel tiempo significaba una deshonra.
Pero esta noche la historia es otra, y me permito celebrar con mis recuerdos, relajarlos. La meta es Brasil 2014. Felicitaciones a nuestra selección, honor al vencido, y gracias a ambos.