Lo que nos da internet es, en efecto, una información en bruto, sin distinción alguna, o casi, sin control de las fuentes ni de su jerarquización. Ahora bien, todos necesitamos no solo verificar sino también dar sentido, es decir, ordenar, colocar nuestro saber en un punto determinado del discurso. ¿Y según qué criterios? Nuestros libros de historia, ya lo hemos dicho, a menudo se han escrito a partir de preferencias nacionalistas, de influjos a veces pasajeros, de elecciones ideológicas que se dejaban apreciar aquí o allá. Ninguna historia de la Revolución francesa es inocente. Danton es una gran figura para los historiadores franceses del siglo XIX; por doquier se le dedican grandes estatuas. Luego cae en desgracia, acusado de corrupción y Robespierre, el incorruptible, sostenido por historiadores marxistas como Albert Matthiez, vuelve a estar en auge. Consigue que le dediquen alguna que otra calle en los barrios periféricos comunistas, e incluso una estación de metro en Montreuil-sous-Bois. ¿Mañana a quién le tocará, ¿qué pasará? No lo sabemos. Necesitamos, por lo tanto, de un punto de vista, o por lo menos de algunas marcas, para acercarnos a este océano tumultuoso del saber.
Nota: Un libro magnífico, de ésos cuya lectura me cuesta suspender. Básicamente es una transcripción de charlas entre Jean-Claude Carrière y Umberto Eco. Además de los comentarios mordaces, contiene multitud de referencias a libros, pinturas, películas. La edición incluye unas fotografías excelentes. Recomendado para todos los amantes de los libros.
Hola otra vez:
Lo que te decía en el comentario de unos post antes: tengo muchas lecturas pendientes y este libro que nos recomiendas tiene muy buena pinta. Yo también soy de la opinión de que, a pesar de las bondades del invento de Internet, que las tiene y muchas, los libros en su formato de siempre me parecen insustituibles, al menos para todos los de nuestra generación y anteriores. En el futuro, ya se verá. Desaparecerá su comercialización, muy probablemente, porque los soportes digitales se impondrán, es inevitable, pero siempre habrá quien disfrute pasando las páginas de un libro de los de siempre y gozando de su lectura.
¡Me apunto el libro de Carrière y Eco!
¡Muchas gracias, Alejandro!