No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
Mateo 7:6
Da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos; lo que importa es dar.
Jorge Luis Borges (en Fragmentos de un Evangelio Apócrifo).
Nota: Cualquier comparación resulta injusta y fuera de contexto. Además, prefiero el original bíblico. Sin embargo, la versión borgiana resuelve un asunto fundamental: la identificación. ¿Qué es lo santo? ¿Y las perlas? ¿Quiénes los perros, quiénes los cerdos?.
Jajaja…
Bueno, amigo Alejnadro, yo también me quedo con el original bíblico y por una razón muy clara y sensata, aunque ese borgiano ‘lo importante es dar…’ es muy engañoso. No siempre es importante dar aunque siempre importante saber qué se da y a quién… Veamos…
¿Lo santo? A mí me parecen Santas las Escrituras, o sea, la Biblia. Así se nos enseñó. Pero en el mundo ha habido muchas Biblias, tal vez demasiadas. ¿Cuál es la correcta, la mejor…? Ufff, esa sí es pregunta peliagudísima…
¿Las perlas? Las palabras, la Palabra, lo que solemos valorar como tesoro, lo que no daríamos o regalaríamos a un cualquiera, sin más, a un mero desconocido, pero tal vez prestásemos a un amigo.
¿Los perros? Pues creo que perros podemos ser muchos, jajaja, o pecadores, quiero decir… Perros, tal vez, pudieran ser aquellos que andan necesitados de la Palabra de Dios.
¿Los cerdos? Esos sí son malotes y peores. En la Biblia se identifican muchas veces y directamente como… los demonios y a esos, amigo, es casi imposible -ellos mismo huyen y la rechazan permanentemente- darles la Palabra de Dios.
El Diablo huye de una Biblia abierta por cualquier página (o, al menos, eso dicen).
Un fuerte abrazo, amigo, me gustó tu entrada, como siempre…