En las semanas previas Rudyard Kipling ha estado presente en mis lecturas. Primero con Kim y luego con The Phantom Rickshaw. Cuando comenté sobre el cuento, destaqué el humor que mostraba. En relación con el humor en la literatura, hoy me he reencontrado con una oración de mi autor favorito, en su cuento “La Señora Mayor”, incluido en El Informe de Brodie:
Siempre envidiosos de nuestras glorias, los venezolanos atribuyeron esta victoria al general Simón Bolívar, pero el observador imparcial, el historiador argentino, no se deja embaucar y sabe muy bien que sus laureles corresponden al coronel Mariano Rubio.
En ningún momento tengo dudas sobre la imparcialidad alegada allí 😀
Por cierto que el prólogo de El Informe de Brodie inicia con una referencia a Kipling. Dice Borges:
Los últimos relatos de Kipling fueron no menos laberínticos y angustiosos que los de Kafka o los de James, a los que sin duda superan; pero en 1885, en Lahore, había emprendido una serie de cuentos breves, escritos de manera directa, que reuniría en 1890. No pocos – “In the House of Suddhoo”, “Beyond the Pale”, “The Gate of the Hundred Sorrows” – son lacónicas obras maestras; alguna vez pensé que lo que ha concebido y ejecutado un muchacho genial puede ser imitado sin inmodestia por un hombre en los lindes de la vejez, que conoce el oficio. El fruto de esa reflexión es este volumen, que mis lectores juzgarán.
Kim precisamente vive en Lahore, y es allí donde acontece su encuentro con el lama tibetano, evento que desencadena su aventura a través de la India colonial. Me encanta establecer estas conexiones literarias.
Me gusta Kipling, me resulta de prosa agradable y asequible, y sus descripciones de la India son bárbaras. Kim es una novela que en cierto modo me recuerda a Verne.
el humor borgiano tiene ese aire de ‘sin querer queriendo’