The Browning Version

De Anthony Asquith. 1951. Como la mayoría de las películas de Asquith, es la puesta en pantalla de una obra de teatro, en este caso, la homónima The Browning Version, de Terence Rattigan. El argumento, en esencia, aborda el fracaso y esperanzadora rectificación final del profesor Andrew Crocker-Harris, en las postrimerías de su carrera. Una presentación muy conmovedora de cómo los grandes sueños de los hombres acaban desvaneciéndose en el camino, conduciéndolos entonces a una mediocre resignación. Al final de la película, sin embargo, aparece una luz optimista, la luz de un hombre que se ha dado cuenta de que siempre hay una oportunidad para el cambio, y para pedir perdón, perdón que en última instancia significa el aceptar perdonarse a sí mismo. La actuación del Sr. Michael Redgrave es magnífica. Muy buena película inglesa.

Werckmeister harmóniák

De Béla Tarr. 2000. (Las Armonías de Werckmeister). Werckmeister harmóniák habita mi catálogo de obras maestras. Algunas películas de ese catálogo, como Vozvrashcheniye, nos descubren su argumento y su propósito sin demasiado rubor. En contraste, la narración de Werckmeister harmóniák va desatando un pañuelo de seda, sin ninguna ansiedad, sin prisas, con todos los sentidos dedicados, para descubrir la joya defendida por la seda. El color de la joya no importa tanto. Blanco y negro. Importa, y mucho, el mundo distorsionado y concreto, alienado y propio, que refleja la joya. En dicho reflejo distinguimos formas familiares, movimientos repetidos y grabados en nuestra piel con fuego. Y sin embargo, hay algo extraño en esas formas, una atrocidad que ignorábamos (o preferíamos y preferimos ignorar). No puede dejar de sentirse vergüenza, como si de pronto nos hubiesen desnudado en una plaza y todos nos señalaran. Pero más que señalarnos a nosotros, señalan a nuestros monstruos, que también están desnudos. Es imposible ocultar nuestros monstruos al contemplar Werckmeister harmóniák.

La película puede resultar de muy difícil acceso, como una damisela reacia a conceder sus favores. Pero no me parece críptica. La primera escena, en el bar, nos revela sin excesivos preámbulos la cadencia, las manías del director, el surrealismo, la longitud de las tomas, las alegorías. Esta primera escena, donde Valuska (personaje principal – narrador – agente – víctima) intenta una representación del sistema solar, de las armonías astrales, me parece una alegoría a cierta convicción de Andreas Werckmeister: hay una relación entre el contrapunto y la armonía planetaria, relación perfecta y decididamente derivada de Dios. Resulta interesante la apreciación de que muchas mentes brillantes (Werckmeister, Bach, Kepler, Leibniz, etc.) encuentran maravillosa la repetición o reaparición de estructuras y leyes en distintos contextos de la Naturaleza. Estructuras y leyes de la Música encuentran correspondencia en la Astronomía, por ejemplo. Esta reaparición de relaciones en otros ámbitos los conduce a pensar en una gran ley universal, que lo rige y lo describe todo, y a esta Gran Ley suelen llamarla Dios. Así, por ejemplo, en las leyes del Cálculo Infinitesimal Leibniz creía percibir la manifestación de la Providencia (no olvidemos tampoco que para la filosofía de Leibniz la armonía o convergencia de las mónadas es una de las formas de actuación de Dios). La prevalencia de las armonías, por tanto, no es un tema ajeno a la filosofía occidental, ni al desarrollo de esta película. Recordemos también el inicio de uno de mis cuentos predilectos, el Tema del Traidor y del Héroe, de Borges: “Bajo el notorio influjo de Chesterton (discurridor y exornador de elegantes misterios) y del consejero áulico Leibniz (que inventó la armonía preestablecida), he imaginado este argumento, que escribiré tal vez y que ya de algún modo me justifica, en las tardes inútiles.”

Werckmeister harmóniák es una película húngara, y se desarrolla en lo que parece ser algún pueblo de la estepa húngara. El pueblo se encuentra agitado, hay una sensación de crisis, más o menos definida por dos o tres causas específicas. Pero lo específico es menos interesante que la forma en que la película crea la angustia de la crisis. Tomas como la de la imagen superior, con la cámara siguiendo a Valuska a través de la soledad nocturna del pueblo constituyen una invitación al horror. A un horror que se anticipa, pero cuya ejecución y ejecutante aún no están claros. Es un horror que, al final de la película, tiene un sabor parecido al de las narraciones de Shirley Jackson, particularmente su relato The Lottery.

Uno de los elementos de la crisis es la llegada al pueblo de una exhibición ambulante, cuyo principal atractivo es el cadáver de una ballena. Las ballenas ejercen sobre los hombres un influjo especial, una fascinante mezcla de temor y admiración que Melville describió insuperablemente. Pero también se anuncia la aparición pública de una misteriosa figura, el Príncipe, figura que el guión asocia con la maldad pura. Una figura con ecos de genocidio, de brutalidad extrema, de intolerancia, de clasismo. El Príncipe es una figura que ha plagado la historia universal.

Además de ser el personaje principal de la película, Valuska es también el personaje más vulnerable. Es, quizás sin saberlo, agente de su propia destrucción. En el momento en que las manifestaciones inician se establece en Werckmeister harmóniák, irrefutable, el carácter de tratado sociológico en celuloide. Las escenas finales resultan muy impactantes, sobre todo por esta carga sociológica, que desnuda y señala a nuestros monstruos. Por ejemplo, hay una escena inolvidable, que muestra a un viejo desamparado frente a la violencia de los manifestantes. Esa escena, por sí sola, convierte a Werckmeister harmóniák en una obra de arte.




Sí, decididamente, una obra de arte, un sueño en blanco y negro.

The King’s Speech

This King’s Speech is a really good and enjoyable movie. Directing by not well-known Tom Hooper is nice. The film conveys a lot emotionally, and its acting showcase is just mind-blowingly awesome: Helena Bonham Carter is great, Geoffrey Rush is excellent, and Colin Firth is perfection. In fact, I’d say that a great deal of the film’s dramatic message (and success) relies on Firth’s consummate command, understanding and delivery of true and emotive acting.

Hi there, Marla.

Toy Story 3

De Lee Unkrich. 2010. Cuánto mérito para Unkrich por alcanzar -quizás superar- el nivel de las anteriores entregas de Toy Story. El día que fui a ver Shrek Forever After, exhibían Toy Story 3 en otra sala, pero yo opté por el ogro verde. En retrospectiva, fue una decisión subóptima: Toy Story 3 es mucho mejor. El final, lo confieso, me entristeció un poco… caminos que se abren, caminos que se cierran. Es una gran película, y aunque tengo muy buenas referencias de la producción conjunta de Sony y Pathé Pictures, L’Illusionniste, lo más probable es que el Oscar a la mejor película de animación se lo lleve Toy Story 3.

A Via Láctea

De Lina Chamie. 2007. Esta película brasileña, entramado de sentimientos, realidades y tráfico, pertenece al estrado donde reinan las mejores películas que he visto. Podría deshacerme en loas, pero sobre “A Via Láctea” lo más pertinente que puede decirse -y tal vez lo más noble, lo más humano- es: si tiene oportunidad de ver esta película, aproveche y mírela; es toda una experiencia.

Lo que es amar, amo esta película. En su núcleo, es la yuxtaposición de la historia del amor entre Heitor (Marco Ricca) y Júlia (Alice Braga), y un tributo a la ciudad, una ciudad que bien puede ser Caracas, Buenos Aires, Madrid, Londres, Sao Paulo, …

Pero más allá del núcleo hay una riqueza impresionante. La dirección, la semántica de las cámaras, las voces y silencios, la música, las múltiples referencias literarias (Mario Chamie, Italo Calvino, Manuel Bandeira, Drumond de Andrade), los pensamientos comiéndose a Heitor, la forma en que a veces Heitor y la ciudad resultan indistinguibles.

Esta escena con la cajita de música me recuerda que muchas veces tenemos la felicidad total en nuestras manos, y no lo sabemos (o no queremos saberlo, por culpa de nuestros demonios internos). Esas veces, la simple presencia o ausencia de algunas palabras puede apartarnos de lo que tenemos.

Fascinante. Muy emotiva. Las actuaciones perfectísimas. Hacía muchísimo tiempo que una película no me conmovía tanto como lo hizo “A Via Láctea”. Totalmente recomendada.


Nota: Espero ver pronto el nuevo trabajo de Alice Braga, al lado del inmenso Anthony Hopkins en The Rite. Con antecedentes como Ciudad de Dios, Ciudad Baja, A Via Láctea, y I am Legend, anticipo muchísimo. Algo más: en A Via Láctea aparece un hermoso poema de Mario Chamie, que a mí me encanta, y puede leerse íntegramente aquí por cortesía de unatazaconvino.

Izgnanie

Izgnanie (The Banishment). De Andrei Zvyagintsev. 2007. Ya antes hablamos de El Regreso, otra obra maestra de Zvyagintsev. Izgnanie también es colosal, y quiero destacar esta escena en particular, con los niños armando un rompecabezas: la alegoría religiosa, en todo el contexto de la escena, es decididamente magistral, sublime y memorable. Es una de las escenas que más me han impactado recientemente. Y no escapa, según mi apreciación, a la influencia de Bergman. Hay otras escenas en Izgnanie que claramente demuestran los efectos del cine de Tarkovsky y Antonioni… recuerdo una escena donde el movimiento de la cámara bajo la lluvia, partiendo de la fuente (antes seca), despierta reminiscencias claras de algunas escenas de Stalker. Además, Konstantin Lavronenko se supera con su actuación (de hecho, recibió en Cannes el premio al mejor actor por este film). La actriz principal, Maria Bonnevie, también es excepcional.

Particularmente, el argumento de El Regreso me gustó más, porque encuentro Izgnanie muy “melodramáticamente rusa” :D. Sin embargo, es una película que recomiendo completamente.

La mercancía mitológica

Una de las características más importantes del mito cinematográfico es la transferibilidad, es decir, la posibilidad de transferir y referir el arquetipo ideal a una persona real y concreta y en especial al soporte físico del mito. En este principio psicológico se asienta el culto a la personalidad, porque el actor o actriz aparecen para el fan revestidos de todas las cualidades y virtudes de los personajes que han encarnado repetidamente en la pantalla: belleza, valor, inteligencia… Esto no ocurre en el teatro, pero sí en el cine. Por eso ha escrito Malraux que “Marlene Dietrich no es una actriz como Sarah Bernhardt, sino un mito como Friné”. Y cuando el intérprete da este salto cualitativo que le convierte en mito, nace una adoración colectiva por parte de sus fans, que confunden actor y arquetipo, y se crea un ritual mágico-erótico, una imitación de sus formas de vestir, de hablar, de moverse, de su “estilo” en suma… Recordemos, por su proximidad, la “cola de caballo” puesta de moda por Brigitte Bardot o la revalorización del busto femenino (devaluado desde 1900) después de la segunda guerra mundial, gracias a las actrices más populares del cine italiano… Bächlin, que es un economista, lo ha enunciado con todo el rigor de un científico: “La forma de vida de una estrella es en sí misma una mercancía”.

Román Gubern (Historia del Cine, Formación de un Arte)