Dimensiones del Universo o La Biblioteca

El famoso cuento La Biblioteca de Babel, de Jorge Luis Borges, inicia:

El universo (que otros llaman la Biblioteca) se componte de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas.

Más adelante, Borges agrega:

A cada uno de los muros de cada hexágono corresponden cinco anaqueles; cada anaquel encierra treinta y dos libros de formato uniforme; cada libro es de cuatrocientas diez páginas; cada página, de cuarenta renglones; cada renglón, de unas ochenta letras de color negro. También hay letras en el dorso de cada libro; esas letras no indican o prefiguran lo que dirán las páginas.

Si cada renglón consta de 80 letras, y cada página comprende 40 renglones, tenemos 3200 letras por página. Como cada libro contiene 410 páginas, todo libro consiste de 3200 x 410 = 1312000 letras.

El cuento, en otra parte, nos ofrece un dato pertinente:

El segundo: El número de símbolos ortográficos es veinticinco.

Como la Biblioteca de Babel abarca todos los libros que pueden escribirse con esos veinticinco símbolos, arreglados según el formato de los libros, entonces la cantidad de libros totales en la Biblioteca es 25 elevado a la 1312000 potencia. Eso es, aproximadamente (cálculo de baja precisión, con mantisa de 512 bits y exponente de 64 bits):

1.95603991760133212910992218835224485467563412651972301442207842478781344920693124
3423822615055235259425875793310436796077049531126005591315926683778608614e+1834097

Vemos que 25 elevado a la 1312000 potencia es un poco más grande que 10 elevado a la 1834097 potencia, es decir, un 1 seguido de un millón ochocientos treinta y cuatro mil noventa y siete ceros.

Aquí podemos leer que el volumen del universo observable es de unos 1e+80 metros cúbicos aproximadamente. Ahora, ¿cuántos libros podemos colocar en un metro cúbico? Supongamos que en un metro cúbico podemos alojar 100 libros, es decir, tendremos 1e+2 libros por metro cúbico. Significa que si todo nuestro universo consistiese sólo de libros, podría alojar a lo sumo 1e+80 x 1e+2 = 1e+82 libros. Eso es todo lo que puede alojar nuestro universo: 1e+82 libros. Pero la Biblioteca de Babel puede alojar, ya vimos, más de 1e+1834097 libros. Aproximando, se necesitarían 1e+1834097 / 1e+82 = 1e+1834015 universos del tamaño del nuestro para contener los libros de la Biblioteca de Babel.

Algo más: cruzar el universo de extremo a extremo requiere 9.3e+10 años luz. Entonces, cruzar la Biblioteca, que es 1e+1834015 veces más grande toma… una eternidad. Y eso que he ignorado en mis cálculos las letras en el dorso de los libros. Y también he descartado libros que constan de otros libros.

Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden). Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.

Sin duda, cruzar la Biblioteca es una aventura que corresponde, exclusivamente, a un eterno viajero.

Por un doblón

Por el oro fulgurante que el monomaníaco ha clavado en el palo mayor, estos hombres se han entregado a la desesperada certidumbre de enfrentar a un enemigo invencible. No es el brillo del doblón lo que finalmente ha conseguido seducirlos. Ni los ha contagiado la locura en los ojos de Ahab. Es, sin duda, el vértigo de una persecución masoquista, de un regreso imposible, de una derrota segura, de un doblón inalcanzable que sólo pertenecerá -cuando la ballena lo decida- a las profundidades del mar.

Wilde on Art

Art is Individualism, and Individualism is a disturbing and disintegrating force. Therein lies its immense value. For what it seeks to disturb is monotony of type, slavery of custom, tyranny of habit, and the reduction of man to the level of a machine.

Oscar Wilde


Nota: El arte, en cierto sentido, es una fuerza que se opone a la tendencia natural al desorden y la uniformidad. No hay que ser ningún iluminado para observar que a medida que la sociedad consolida su “progreso”, sus integrantes van perdiendo su individualismo: todos comienzan a parecerse demasiado entre sí. De este modo, el arte representa una de la formas de defender la individualidad, uno de los caminos para introducir en el mundo la visión particular de lo irreal, lo real y del punto medio entre ambos. Sin embargo, la inversión energética que esta defensa plantea al artista puede ser muy alta porque, además de expresarse, el artista debe resistirse a la presión de la masa social. Una presión construida sobre absurdos patrones de consumo, rutinas ineficaces y la estupidez como religión.

Poesía Hispanoamericana

Aquellos que disfruten la poesía revisarán con agrado las selecciones disponibles en el Repertorio Poético Hispanoamericano. Algunos poemas, como la Rima LXI de Bécquer y Los Hijos Infinitos de Andrés Eloy Blanco (dos de mis grandes favoritos), se encuentran grabados en la voz del autor de dicha web. Las selecciones son exquisitas. Un sitio recomendado.

Canción de Sergio Stepansky

Poema de León de Greiff (Medellín, 1895 – Bogotá, 1976)

En el recodo de todo camino
la vida me depare el bravo amor:
y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino,
de arak o vodka o kirsh, o de ginebra;
un verso libre —audaz como el azor—,
una canción, un perfume calino,
un grifo, un gerifalte, un búho, una culebra…
(¡y el bravo amor, el bravo amor, el bravo amor!)
En el recodo de cada calleja
la vida me depare el raro albur:
—con el tabardo roto, con la cachimba vieja
y el chambergo agorero y el buido reojo,
vagar so la alta noche de enlutecido azur:
murciélago macabro, sortílega corneja,
ambular, divagar, discurrir al ritmo del antojo…
(¡y el raro albur, el raro albur, el raro albur!)

En el recodo de todo sendero
la vida me depare a ésa mujer:
y un horizonte para mi sed de aventurero,
una música honda para surcar sus ondas,
un corto día, un lento amanecer,
un lastrado silencio hosco y austero,
la soledad, de pupilas redondas…
(¡y ésa mujer, ésa mujer, ésa mujer!)

En el recodo de cada vereda
la vida me depare el ebrio azar:
absorto ante el miraje que en mis ojos se enreda
vibre yo —Prometeo de mi tortura pávida—;
ante mis ojos fulvos, fulja el cobre del mar;
¡su canto, en mis oídos mi grito acallar pueda!
y exalte mi delirio su furia fría y ávida…
(¡el ebrio azar, el ebrio azar, el ebrio azar!)

Y en el recodo de todo camino
la vida me depare “un bel morir”:
despéineme un balazo del pecho el vello fino,
destrice un tajo acerbo mi sien osada y frágil:
de mi cansancio el terco ir y venir:
la fábrica de ensueños —tesoro de Aladino—,
mi vida turbia y tarda, mi ilusión tensa y ágil…
(¡un bel morir, un bel morir, un bel morir!)


Nota: Un amable visitante del blog me ha referido a este poema que desconocía, señalando particularmente la presencia de la palabra fulvo en uno de los versos de esta Canción de Sergio Stepansky. Sirva entonces esta entrada como anexo a la entrada Los Leones Fulvos. Y gracias.

El Miedo

Frente al Adelantado he comprendido que la máxima obra propuesta al ser humano es la de forjarse un destino. Porque aquí, en la multitud que me rodea y corre, a la vez desaforada y sometida, veo muchas caras y pocos destinos. Y es que, detrás de esas caras, cualquier apetencia profunda, cualquier rebeldía, cualquier impulso, es atajado siempre por el miedo. Se tiene miedo a la reprimenda, miedo a la hora, miedo a la noticia, miedo a la colectividad que pluraliza las servidumbres; se tiene miedo al cuerpo propio, ante las interpelaciones y los índices tensos de la publicidad; se tiene miedo al vientre que acepta la simiente, miedo a las frutas y al agua; miedo a las fechas, miedo a las leyes, miedo a las consignas, miedo al error, miedo al sobre cerrado, miedo a lo que pueda ocurrir.

Alejo Carpentier (Los Pasos Perdidos)

Chestertoniano

Para mí, la mejor referencia sobre G. K. Chesterton en la web es el blog de la Sociedad Chestertoniana de España. Es una de mis páginas favoritas, por lejos. Textos inteligentes, presentaciones históricas, comentarios agudos sobre la realidad mundial. Para mí es una gran satisfacción estar incluido entre los Chestertonianos de 2011. Muchas gracias, Fran 😀

Por cierto, además de visitar el blog de la Sociedad Chestertoniana de España, los invito a leer cualquier aventura del Padre Brown, maravilloso personaje de Chesterton. Justamente este año celebramos el centenario del Padre Brown. Recomiendo, muy particularmente, el relato El Signo de la Espada Rota (The Sign of the Broken Sword). Si le gustan los audiolibros en inglés, en LibriVox puede encontrar todos los relatos (en inglés) de The Innocence of Father Brown, incluyendo el recomendado, The Sign of the Broken Sword.

L’Arrabiata

El cuento L’Arrabiata, de Paul von Heyse, es uno de mis predilectos. Lo he releído varias veces, con el placer de descubrir que, a medida que transcurren los años, el cuento me gusta más. No he podido encontrar en la web una versión en español, pero aquí está una traducción de L’Arrabiata al inglés, realizada por Mary Wilson.

Para Sancho Gobernador

Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío, y esté vuestra merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso… Digo, pues, que sobre este río estaba una puente, y al cabo della una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío, que era en esta forma: «Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar, y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna». Sabida esta ley y la rigurosa condición della, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decían verdad y los jueces los dejaban pasar libremente. Sucedió, pues, que tomando juramento a un hombre juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento y dijeron: «Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y conforme a la ley debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre». Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces del tal hombre, que aún hasta agora están dudosos y suspensos, y, habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuestra merced, me enviaron a mí a que suplicase a vuestra merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso.

Cervantes (Capítulo LI, Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha)