L’an demain
You’ve taught me nothing except how to cynically manipulate the system
Chestertoniano
Para mí, la mejor referencia sobre G. K. Chesterton en la web es el blog de la Sociedad Chestertoniana de España. Es una de mis páginas favoritas, por lejos. Textos inteligentes, presentaciones históricas, comentarios agudos sobre la realidad mundial. Para mí es una gran satisfacción estar incluido entre los Chestertonianos de 2011. Muchas gracias, Fran 😀
Por cierto, además de visitar el blog de la Sociedad Chestertoniana de España, los invito a leer cualquier aventura del Padre Brown, maravilloso personaje de Chesterton. Justamente este año celebramos el centenario del Padre Brown. Recomiendo, muy particularmente, el relato El Signo de la Espada Rota (The Sign of the Broken Sword). Si le gustan los audiolibros en inglés, en LibriVox puede encontrar todos los relatos (en inglés) de The Innocence of Father Brown, incluyendo el recomendado, The Sign of the Broken Sword.
Las Hormigas
Aparecen por doquier, nacen de la tierra en un instante. Infinitas, te persiguen donde vayas. Es la misma hormiga, con mil cuerpos. Hambrientas, sedientas. Además, pronto llegarán los vientos más fríos: por eso surcan la tierra y recolectan cuanto pueden, infatigables, anticipándose al rigor de la vecina temporada. Por eso, si te descuidas un rato, si te entregas a la inmovilidad durante algunos minutos, sentirás el pinchazo, el recorrido, la reunión sobre tu piel. El día que la naturaleza así lo decida, cuando las condiciones ambientales tornen imposible la vida humana en este planeta, ellas reinarán en la tierra. O acaso ya reinan, o acaso han reinado siempre. Hombre diminuto y prepotente, estás aquí, cuando mucho, desde hace un millón de años. Los insectos, cuando poco, han ocupado la Tierra por más de 400 millones de años.
Eh, sí, hoy me picaron las hormigas.
La Oración del Bombero Atómico
Ésta es mi parte favorita de El Bombero Atómico (1950), una de las mejores películas de Cantinflas.
La escena del baile es quizás la más famosa de la película. Pero me causa tanta gracia esa oración: Ay, eso sí te lo pedimos con mucho fervor Diosito lindo, cuídame, cuídame 😀
L’Arrabiata
El cuento L’Arrabiata, de Paul von Heyse, es uno de mis predilectos. Lo he releído varias veces, con el placer de descubrir que, a medida que transcurren los años, el cuento me gusta más. No he podido encontrar en la web una versión en español, pero aquí está una traducción de L’Arrabiata al inglés, realizada por Mary Wilson.
Esperanza
Con frecuencia, de las canciones permanecen en nosotros sólo pequeñas muestras, con forma de versos o tonos fragmentados. En este momento, además de reafirmar algunos de tales fragmentos en mi memoria, recuerdo la vieja radio gris y beige sobre la nevera, que desde muy temprano llenaba varias de mis mañanas infantiles con alguna señal AM. De ese tiempo cada vez más remoto conservaba una parte muy pequeña de una canción, específicamente una salsa, que en algunas partes dice “Y entre la escoba y el trapeador, Esperanza esconde su corazón”. Recién dos o tres semanas atrás, y gracias a la gentil y magnífica colaboración de varias personas, he podido conocer que la canción a la cual pertenece ese fragmento se llama Esperanza, y que su autor e intérprete es Jean Paul Colé, un cantautor cubano que vivió algún tiempo en Venezuela. El tema Esperanza está contenido en el disco El Ángel Desobediente (1993). No es una canción muy conocida, y no pude encontrar la letra por ningún lado. La transcribo aquí, y también, si alguien siente suficiente curiosidad, puede escucharla. A mí me encanta, me parece una composición brillante, elocuente, y retrata con maestría una tristísima realidad del mundo.
[wpaudio url=”http://www.chocolatesparalucia.com/wp-content/uploads/2011/09/jpce.mp3″ dl=”0″ text=”Jean Paul Colé – Esperanza”]
tan bella como una flor,
con manos de porcelana
y cuerpo de ruiseñor,
pero el destino la tiene
atendiendo un mostrador.
de familia no pudiente,
con un hermanito enfermo
y un padre que la abandona,
y hay que buscar la comida
pues el hambre no perdona.
Esperanza esconde su corazón,
entre un borracho y un vaso de ron
Esperanza sueña con un amor,
que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Ay, que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
por irónica elección,
como animal te marcaron,
por una sola razón,
carne fresca en el mercado,
no hace falta corazón.
y palabras de burdel,
con un grito que ella ahoga
entre sus labios de miel,
Esperanza me hace daño
tu sonrisa de papel.
Esperanza esconde su corazón,
entre un borracho y un vaso de ron
Esperanza sueña con un amor,
que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Ay, que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
la puede usted constatar
sólo saliendo a la calle
a Esperanza va a encontrar,
con una escoba en la mano
en la barra de algún bar.
Esperanza esconde su corazón,
entre un borracho y un vaso de ron
Esperanza sueña con un amor,
que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Ay, que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Esperanza, por Jean Paul Colé. Tercer tema del disco El Ángel Desobediente (1993).
Anoeta
Cierta prensa aburre hablando de una liga monstruosa, absolutamente bicéfala, con el resto de equipos aglomerados en la lejana cola de la bestia. Y no. Que no hay equipo chico, y menos en fútbol. Todo partido exige concentración durante los 90 minutos, cualquiera puede ganar a cualquiera.
Para Sancho Gobernador
Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío, y esté vuestra merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso… Digo, pues, que sobre este río estaba una puente, y al cabo della una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío, que era en esta forma: «Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar, y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna». Sabida esta ley y la rigurosa condición della, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decían verdad y los jueces los dejaban pasar libremente. Sucedió, pues, que tomando juramento a un hombre juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento y dijeron: «Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y conforme a la ley debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre». Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces del tal hombre, que aún hasta agora están dudosos y suspensos, y, habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuestra merced, me enviaron a mí a que suplicase a vuestra merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso.