La gran mayoría de los seres humanos, los que viven en los segmentos más entrópicos del sistema-sociedad, son los más desdichados. Éstos, por falta de energía y de las estructuras adecuadas para aprovecharla -ya sea de manera individual o colectiva- se hunden en la fatiga, la indiferencia, la insalubridad, la enfermedad prematura, el hambre, la ignorancia y el hacinamiento, víctimas de la demagogia y la violencia, rodeados de una persistente inequidad, prácticamente integrados, incorporados y equilibrados con el caos y el desorden, arrastrados prematuramente por la tendencia del universo -del cual son parte- a la estabilidad y la entropía.
La Rentrée
Encore, les jardins et les sentiers des vacances et le goût du sel sur la langue du soleil. Encore, en recevant l’accueil cordial d’une connue chaleur, d’une habituelle brise, devient un chemin empierré menant à des boîtes, des rythmes, des voix souriantes.
- Cerveau: En finir (vraiment) avec l’ère Pinochet.
- Œil: Phineas & Ferb The Movie.
- Oreille: Beirut’s The Rip Tide.
- Cœur: Jusqu’ici le meilleur Doodle.
Une grande rentrée.
El Poeta del Palacio
Aquel día, el Emperador Amarillo mostró su palacio al poeta. Fueron dejando atrás, en largo desfile, las primeras terrazas occidentales que, como gradas de un casi inabarcable anfiteatro, declinan hacia un paraíso o jardín cuyos espejos de metal y cuyos intrincados cercos de enebro prefiguraban ya el laberinto. Alegremente se perdieron en él, al principio como si condescendieran a un juego y después no sin inquietud, porque sus rectas avenidas adolecían de una curvatura muy suave pero continua y secretamente eran círculos. Hacia la medianoche, la observación de los planetas y el oportuno sacrificio de una tortuga les permitieron desligarse de esa región que aprecia hechizada, pero no del sentimiento de estar perdido, que los acompañó hasta el fin. Antecámaras y patios y bibliotecas recorrieron después y una sala exagonal con una clepsidra, y una mañana divisaron desde una torre un hombre de piedra, que luego se les perdió para siempre. Muchos resplandecientes ríos atravesaron en canoas de sándalo, o un solo río muchas veces. Pasaba el séquito imperial y la gente se prosternaba, pero un día arribaron a una isla en que alguno no lo hizo, por no haber visto nunca al Hijo del Cielo, y el verdugo tuvo que decapitarlo. Negras cabelleras y negras danzas y complicadas mascaras de oro vieron con indiferencia sus ojos; lo real se confundía con lo soñado o, mejor dicho, lo real era una de las configuraciones del sueño. Parecía imposible que la tierra fuera otra cosa que jardines, aguas, arquitecturas y formas de esplendor. Cada cien pasos una torre cortaba el aire; para los ojos el color era idéntico, pero la primera de todas era amarilla y la última escarlata, tan delicadas eran las gradaciones y tan larga la serie.
Al pie de la penúltima torre fue que el poeta (que estaba como ajeno a los espectáculos que eran maravilla de todos) recitó la breve composición que hoy vinculamos indisolublemente a su nombre y que, según repiten los historiadores mas elegantes, le deparó la inmortalidad y la muerte. El texto se ha perdido; hay quien entiende que constaba de un verso; otros, de una sola palabra. Lo cierto, lo increíble, es que en el poema estaba entero y minucioso el palacio enorme, con cada ilustre porcelana y cada dibujo en cada porcelana y las penumbras y las luces de los crepúsculos y cada instante desdichado o feliz de las gloriosas dinastías de mortales, de dioses y de dragones que habitaron en el desde el interminable pasado. Todos callaron, pero el Emperador exclamó: ¡Me has arrebatado el palacio! y la espada de hierro del verdugo segó la vida del poeta.
Otros refieren de otro modo la historia. En el mundo no puede haber dos cosas iguales; bastó (nos dicen) que el poeta pronunciara el poema para que desapareciera el palacio, como abolido y fulminado por la última sílaba. Tales leyendas, claro está, no pasan de ser ficciones literarias. El poeta era esclavo del emperador y murió como tal; su composición cayó en el olvido porque merecía el olvido y sus descendientes buscan aún, y no encontrarán, la palabra del universo.
Note: El doodle de hoy ha homenajeado al cumpleañero argentino, mi escritor predilecto. Las alegorías del doodle recrean el universo borgiano. La biblioteca, los espejos, los laberintos, la geometría mística, están contenidos también en este pequeño y vasto texto de “El Hacedor”.
La Chispa de Prometeo
Los antiguos crearon la leyenda de que Prometeo robó una chispa del sol para regalársela a los hombres. Ahora bien: el sentimiento que tenemos de la vida es precisamente esta chispa prometeica. Ella nos hace ver perdidos en la tierra; ella proyecta alrededor de nosotros un círculo más o menos amplio de luz, más allá del cual está la sombra negra, la sombra pavorosa que no existiría si la chispa no hubiera prendido en nosotros; sombra que nosotros, en cambio, debemos, desgraciadamente, tener por verdadera, mientras que aquella chispa se nos mantenga viva en el pecho. Apagada finalmente por el soplo de la muerte, ¿nos acogerá de verdad aquella sombra ficticia, nos acogerá la noche perpetua después del día brumoso de nuestra ilusión, o permaneceremos a merced del Señor, que habrá roto solamente las vanas formas de la razón humana? Toda esa sombra, el enorme misterio sobre el que tantos filósofos han especulado en vano y que ahora la ciencia, si bien ha renunciado a indagarla, no excluye, ¿no será, en el fondo, un engaño como otro cualquiera, un engaño de nuestra mente, una fantasía que no se encarna? En resumen, ¿y si todo este misterio no existiera fuera de nosotros, sino solamente en nosotros, y necesariamente, por el famoso sentimiento que tenemos de la vida? ¿Y si la muerte fuera solamente el soplo que apaga en nosotros este sentimiento penoso, pavoroso, porque es limitado, está definido por este cerco de sombra ficticia más allá del breve espacio de la escasa luz que proyectamos a nuestro alrededor, en el que nuestra vida está como presa, como excluida durante algún tiempo de la vida universal, eterna, a la que nos parece que un día tendremos que volver, mientras que estamos en ella y siempre estaremos, pero sin este sentimiento de exilio que nos angustia? ¿No es también aquí ilusorio el límite, y relativo a nuestra poca luz, a la luz de nuestra individualidad? Tal vez siempre hayamos vivido y siempre viviremos con el universo; tal vez, incluso ahora, en esta forma nuestra, participamos en todas las manifestaciones del universo; tal vez no lo sabemos, no lo vemos, porque, desgraciadamente, aquella chispa que Prometeo quiso regalar nos permite ver solamente aquella escasa parte hasta donde llega.
Cosmogony
Cosmogony es uno de los anticipos del nuevo álbum de Björk, Biophilia, a publicarse dentro de dos meses. La canción, sin tener que decirlo, me resulta una delicia. Ciertamente, la voz única de Björk contribuye a la admiración. Pero lo que más me interesa es la letra, que reproduzco aquí:
Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me, make me wonder
And they say back then our universe was an empty sea
Until a silver fox and her cunning mate
began to sing a song that became the world we know
Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me make me wonder
They say back then our universe was a coal black egg
Until the god inside burst out and from its shattered shell
He made what became the world we know
Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me make me wonder
And they say back then our universe was an endless land
Until our ancestors woke up and before they went back to sleep
They carved it all into the world we know
Heaven, heaven’s bodies
World around me make me wonder
And they say back then our universe wasn’t even there
Until a sudden bang and then there was light, was sound, was matter
And it all became the world we know
Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me
dance eternal
Pensaba en esta canción cuando decidí publicar el fragmento de The Dry Salvages de T. S. Eliot. Hay una temática común subyacente en ambos textos: hombre y universo. El misterio de la vida, las preguntas sobre lo que somos y lo que nos rodea, el Gran Colisionador de Hadrones, las fronteras del universo (¿tiene fronteras o es algo infinito inabordable por nuestro raciocinio?), el minúsculo grano de arena que somos en comparación con planetas, estrellas, sistemas, galaxias, y lo inmensamente desconocido. El flujo universal de la energía, la tendencia ¿irreversible? a la entropía, las preguntas que a veces asoman en los resquicios de la mente.
The Dry Salvages: I do not know much about gods…
I do not know much about gods; but I think that the river
Is a strong brown god—sullen, untamed and intractable,
Patient to some degree, at first recognised as a frontier;
Useful, untrustworthy, as a conveyor of commerce;
Then only a problem confronting the builder of bridges.
The problem once solved, the brown god is almost forgotten
By the dwellers in cities—ever, however, implacable.
Keeping his seasons and rages, destroyer, reminder
Of what men choose to forget. Unhonoured, unpropitiated
By worshippers of the machine, but waiting, watching and waiting.
His rhythm was present in the nursery bedroom,
In the rank ailanthus of the April dooryard,
In the smell of grapes on the autumn table,
And the evening circle in the winter gaslight.
The river is within us, the sea is all about us;
The sea is the land’s edge also, the granite
Into which it reaches, the beaches where it tosses
Its hints of earlier and other creation:
The starfish, the horseshoe crab, the whale’s backbone;
The pools where it offers to our curiosity
The more delicate algae and the sea anemone.
It tosses up our losses, the torn seine,
The shattered lobsterpot, the broken oar
And the gear of foreign dead men. The sea has many voices,
Many gods and many voices.
The salt is on the briar rose,
The fog is in the fir trees.
The sea howl
And the sea yelp, are different voices
Often together heard: the whine in the rigging,
The menace and caress of wave that breaks on water,
The distant rote in the granite teeth,
And the wailing warning from the approaching headland
Are all sea voices, and the heaving groaner
Rounded homewards, and the seagull:
And under the oppression of the silent fog
The tolling bell
Measures time not our time, rung by the unhurried
Ground swell, a time
Older than the time of chronometers, older
Than time counted by anxious worried women
Lying awake, calculating the future,
Trying to unweave, unwind, unravel
And piece together the past and the future,
Between midnight and dawn, when the past is all deception,
The future futureless, before the morning watch
When time stops and time is never ending;
And the ground swell, that is and was from the beginning,
Clangs
The bell.
Celeste como el cielo
Algunos creen que para un equipo de fútbol bastan uno o dos superdotados, encomendando el juego a ocasionales momentos de lucidez de tales genios solitarios. Otros, acaso los más extraviados, creen en el monoteísmo del fútbol, la inflexibilidad del juego, la dictadura del esquema único: que todos deben jugar como el Barcelona actual, o como el Brasil del 70, o como la Holanda del 74, o como el que se les antoje. El fútbol, como juego, admite infinidad de aproximaciones, y para disfrutar del fútbol hay que apreciar las aristas, los detalles de las jugadas, las intenciones, los descuidos. Es un deporte riquísimo, y los caminos para la victoria son muchos. El camino de Uruguay florece en orden táctico, en no dar una pelota por perdida, en marcaje fuerte, en proyección de los laterales, en presión de los atacantes (inmensos Forlán y Suárez en esta labor durante todo el torneo), y sobre todo, en la fe en el grupo. Creo que es el mayor éxito del maestro Tabárez: la formación y consolidación del grupo. Y además, lo renueva. Todavía me acuerdo del error de Coates con el Bolso en la Libertadores hace dos años: error de jovencito inexperimentado. Pero hoy mantuvo el nivel de toda la Copa: parecía un general de mil batallas. ¡Y mira que Uruguay no pudo contar con el aporte de grandes como Fucile, Cavani y Godín! Uruguay tiene un proyecto, fue fiel a ese proyecto, y está recolectando los frutos de la perseverancia.
Algunos se maravillan por “el regreso de Uruguay”. ¡Pero si Uruguay nunca se ha ido! La Copa América pasada, en Venezuela, pudieron haberla ganado: muy poco les faltó para llegar a la final. ¿Y el equipo uruguayo del pasado mundial sub-20? En venezolano, ese equipo sub-20 era un trabuco. Uruguay siempre está, es eterno. Sólo que a veces las cosas no se dan, pero siempre están. Y bajo la égida de Tabárez, los jugadores celestes de esta generación saben llevar el peso de una camiseta que es historia pura del fútbol. ¿A usted le gusta el fútbol? Entonces, sin duda, ama a Uruguay.
Esa garra charrúa que en mi mente representa como nadie Varela, el Negro Jefe, late en estos campeones de hoy. En mi país somos duros: el futuro lo dirá. Sí, maestro. Uruguay, el mejor.
228
Hoy, 228 años. Es tu gloria una certidumbre, tu vida una leyenda, tus luchas una renovación perenne.
Tears dry on their own
Gracias por Back to Black, para mi gusto uno de los mejores discos de siempre. Evoco el epitafio de Jim Morrison: Kata ton daimona eaytoy.
He walks away, the sun goes down.
He takes the day but I’m grown.
And in your way
in this blue shade
my tears dry on their own.
Talk dirty to me
I
Dice Miguel Hernández: El hambre es el primero de los conocimientos: tener hambre es la cosa primera que se aprende. Conocimiento que nos acompaña toda la vida, el hambre del cuerpo no puede ocultarse. El mundo tiene hambre. Se llenan los estómagos, pero no se alimenta el cuerpo. El hombre actual, prisionero de múltiples compromisos, comensal entre la prisa, lo temporal y las bocinas del tráfico allá afuera, depende de alimentación rápida, a la vuelta de la esquina, alta en calorías, baja en nutrientes efectivos. Lentamente, feliz entre cajas felices, rodeado de sonrisas, combos y promociones, va desnutriéndose. Come y No Come. Y sin embargo, peor para el hombre que, literalmente a secas, No Come. Hace 3 días la ONU declaró estado de hambruna en unas regiones al sur de Somalia. La peor crisis humanitaria del mundo, dicen. Que las familias se desplazan hacia la capital en procura de alimento y abandonan por el camino a los hijos con menos posibilidades de sobrevivir, dicen para que se cumpla lo que Darwin dijo. Que la situación se agravará en los próximos meses, dicen. Que la sequía es la culpable, dicen. Y ésa es la gran mentira. El culpable es un claroscuro bípedo que se hace llamar única forma de vida inteligente en el planeta Tierra, capaz de hermosas obras de luz, pero también capaz de las mayores abominaciones y estupideces: noticias como ésta lo ejemplifican.
II
De Somalia nos llegan, desde hace tiempo, noticias negativas. Cierta organización de inteligencia que gusta de aparecer en películas de serie B y en golpes de estado parece haber encontrado un fértil campo de acción en Somalia. Otra clase de piratas, los autóctonos, aterrorizan al mundo y particularmente al transporte marítimo internacional. Y desde hace años se ha advertido sobre las adversas condiciones de la agricultura africana, anticipando y explicando las hambrunas, sin que muchos se hayan preocupado por eso. ¿Por qué esta barbarie, esta desidia? Volvamos a Miguel Hernández:
Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.
Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.
Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.
¡Grande Miguel, infinito!
III
Me contó mi hermana que en la televisión entrevistaban a un niño deportista. Ante la pregunta “¿Cuál es tu comida favorita?”, el chiquilín respondió: “Bueno, a mí me gustan el fresco y las chucherías”[ref]En Venezuela, fresco = refresco, chucherías = golosinas.[/ref]. No lo vi, pero me causa gracia la respuesta del chiquilín. Espero que también pueda comer otras cosas, para que esté bien nutrido y disfrute su deporte favorito.
IV
Un hombre es todos los hombres, y sus acciones reproducen o prefiguran las de otros. La barbarie en África pudo haber nacido en mí, o en usted. El Gran Colisionador de Hadrones es un triunfo mío, suyo, de todos. El hambre de un pueblo africano es el hambre de cualquier pueblo latinoamericano. La solución inicia por comprender que todos somos reflejo y extensión de otros hombres y mujeres.
V
Hablando de soluciones: a la ONU le gusta equiparar solución con dinero. La ONU sabe como nadie que Poderoso caballero es Don Dinero. En el caso de la hambruna somalí, 300 millones de dólares para empezar. No defiendo al idealismo romántico ni comunista: el dinero es necesario, siempre es parte de la solución. El detalle está en comprender que el dinero es sólo un soplo de aire sobre la herida abierta: calma el ardor unos segundos, pero no cierra la herida. Se requiere mucho más que dinero.
VI
Más que dinero, se requiere integración, y creo que las tecnologías de la información tendrían un rol importantísimo en dicha integración. África está muy aislada, porque así lo anhelan y lo favorecen las potencias que aún hoy continúan saqueándola. Ingenuo quien cree que el colonialismo es una realidad proscrita.
VII
Un ejemplo. Usted y yo podemos estar en desacuerdo con Gaddafi. Habrá gente para quien sea un héroe y habrá gente que lo verá como un monstruo. Pero la pregunta principal es: ¿qué culpa tienen los civiles que mueren por los bombardeos de la OTAN? Otra vez, cuestión de definiciones: a la OTAN le gusta equiparar solución con violencia. Por cierto, un político francés se vanagloriaba recientemente de ver la bandera gala enarbolada en tierras libias. Repito: ingenuo quien cree que el colonialismo es una realidad proscrita.
VIII
Sobre un organismo internacional más cercano: los republicanos quieren recortar el aporte financiero de Estados Unidos a la OEA. La crisis económica está obligando a los Estados Unidos a recortar gastos, y algunos ven con beneplácito ahorrarse esos dólares que van a alimentar a un organismo que no favorece automáticamente todo lo que a Estados Unidos se le antoje. Dicen que la OEA favorece a Chávez y a los mini-Chávez, y éstos dicen que la OEA favorece “al Imperio”. Yo no sé a quién favorece la OEA, si es que favorece a alguien. Lo que se me viene a la mente es un símil cruel, acaso injusto: una puta cara que pagan entre varios y el que más pagó reclama el derecho a disfrutar más tiempo los favores de la contratada. El sabio supremo zanjaría este asunto diciendo: Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
IX
El Wall Street Journal se pregunta: ¿Qué hace que un par de jeans cueste US$300? La respuesta es vergonzosamente obvia: el mercado. Ese mismo mercado que algunos idolatran sin saber bien de qué se trata, sin conocer las reglas del juego. Ese mismo mercado hará que los jeans a 300 dólares mantengan su condición de outliers. La clave está en el final del artículo: “Lubell calcula que sus jeans que cuestan US$300 podrían venderse a US$40 si fueran fabricados en China.”
X
Dice Miguel Hernández lo que quiero decir: El mundo es como aparece / ante mis cinco sentidos, / y ante los tuyos que son / las orillas de los míos.