Con las vacaciones escolares

Candace, ¿por qué gritar tanto? Jaja

El año pasado, por estas fechas, yo anhelaba nuevos episodios de Phineas y Ferb (serie que me encanta). Ayer 22 de Julio de 2011 emitieron un capítulo de estreno, con la promesa de nuevos episodios en los días venideros. Ah, con las vacaciones escolares Disney Channel nos complace.

Suerte Cruel

El hambre.
Las referencias colgantes.
La ilusión del tiempo y los aviones.
La ingratitud.
El fuego en la biblioteca.
Los padres sin hijos y los hijos sin padre.
La fantasmagoría de los ídolos.
El chocolate olvidado.
Los honorarios sin honor.
El amor de una rubia hermosa pero vacía.
La sabiduría sin ecos.
El egoísmo adolescente.
La vanidad de las imágenes.
El interés bancario.
La casa sin música.
El disparo que supera o no supera la barrera.
Ella cuando no es ella.
Las corporaciones religiosas.
La religión de las corporaciones.
Los penales en el fútbol.
Los penales.
Los benditos penales.

The Hobgoblin

Without a doubt, performance is a cornerstone of a great user experience. Like security, it is the most misunderstood and oft-used scapegoat of the software developer. It’s not uncommon to hear developers reject ideas with a flippant, “We can’t do that, it will negatively impact performance.” Rarely quantified and frequently cited, performance is the hobgoblin of software development. How do we quantify performance? Latency is a form of performance. Execution, the time an operation takes to perform, is another.

Andre Charland and Brian Leroux (Mobile Application Development: Web vs. Native, Communications of the ACM, May 2011)


Note: They are discussing about mobile applications. On such context, latency is related to the time required by an application to start executing (which involves download rates and code initialization). Execution, in turn, comprises interpretation of code. Any downside in execution, they argue, is paid off by the ease of writing and mantaining a high-level, interpreted code. And indeed, “we can’t do that, it will negatively impact performance”. Right now I’m floating on the delusion of smooth particle effects and video rendering.

Banzaaaaaaaaaaaaaai

¡Campeones!

¡La final del Mundial de Fútbol Femenino fue pura emoción! Homare Sawa es una jugadora de leyenda, y la verdad, ¡partidazo entre Japón y Estados Unidos! Nadie podrá negar que Estados Unidos llevó el peso ofensivo del juego (Abby Wambach y Megan Rapinoe son infatigables), que contó por decenas sus ataques, y sin embargo, sucumbió bajo el peso de sus errores en las áreas, errores que siempre se pagan muy caro. Estados Unidos es un equipo potentísimo, y ¡por dos veces estuvo tan cerca de la victoria! Pero la primera vez Japón logró el empate a falta de pocos minutos para el final, forzando la prórroga. Y luego, cuando también faltaban algunos minutos para terminar la prórroga, con Estados Unidos nuevamente arriba en el marcador, Japón volvió a empatar y forzó los penales. Y ya en los penales fue todo Ayumi Kaihori, todo Japón. Enhorabuena para las Nadeshiko: pura perseverancia, no renunciar nunca. Gran partido para ambas selecciones.

Aparte: El crecimiento del fútbol japonés asombra por su vértigo. Es un divertido ejercicio de imaginación preguntarse qué logros habría obtenido Japón si hubiese podido venir a la Copa América.

La Espera

Venezuela a semifinales de la Copa América (Argentina 2011)

Desde chiquito viendo a la selección… perder. Venezuela nunca apareció asociada a los resultados positivos en el fútbol. Prácticamente no existía aquí la cultura del fútbol, y era muy bajo el porcentaje de gente que seguía los juegos de la selección. Total, nuestra selección era la única de Suramérica con una garantía inflexible: la derrota. La victoria de esta noche, ese 2-1 contra Chile, nos coloca por primera vez en semifinales de una Copa América. Las cosas han cambiado mucho, para bien.

Que el rival de esta noche haya sido Chile me trae especiales recuerdos. No olvido un partido por las eliminatorias suramericanas para el mundial de Francia 98, por allá en el lejano 1996. Precisamente nos visitaba Chile, en Barinas. Mi evocación es clara. Era el Chile de Zamorano, Salas, Tapia… era la Venezuela de Stalin Rivas, Tortolero, Dudamel, Castellín. Relataba Lázaro Candal. Inesperadamente, comenzamos ganando con un gol de Diony Guerra. Y el marcador se mantuvo así, hasta el minuto 90. Ah, pero era la pobre Venezuela quien estaba ganando, y ¿qué era Venezuela? Eran los puntos que se llevaban automáticamente todas las otras selecciones suramericanas. Entonces el árbitro, presto a corregir entuertos, extendió el tiempo por varios minutos, tantos como hicieron falta para que el visitante empatara. Supongo que arbitrar una victoria venezolana en aquel tiempo significaba una deshonra.

Pero esta noche la historia es otra, y me permito celebrar con mis recuerdos, relajarlos. La meta es Brasil 2014. Felicitaciones a nuestra selección, honor al vencido, y gracias a ambos.

The Purpose of Writing

Calvin = Cool Modern Researcher

It’s not that exaggerated, indeed. A lot of scientific papers are just blatant mumbo-jumbo, written for the sake of uncommunication, for the sake of piling up academic publications. Worse yet, sometimes scientific writing promises everything and delivers nothing. I’ve just read an article entitled “Deus ex machina”, which promised a review of a current research linking metaphysics and computing, only to discover at the end of my reading that I had been framed: the article provides almost no new information and it fills the page talking about obvious things (remarks in the fashion of: “scientists are working on this interesting combination of fields”, “progress is expected”, “this research may answer important questions”, and pure zilch). That’s why scientific publications have to be handled with care, as you don’t want to waste your time reading void or undecipherable boasting.

La soledad del 10

Esencialmente, el mejor del mundo. El mejor, en fútbol, un deporte esencialmente colectivo. En el Barcelona al mejor del mundo lo rodean jugadores superlativos, en constante movimiento, capaces de soltar un zapatazo en cualquier momento y listo, gol. Contra un equipo como el Barcelona las defensas tienden a fragmentarse, a perseguir sombras, a desconcentrarse, porque los objetivos de marca y atención son muchos. En un ambiente así, insertado dentro de este laboratorio futbolístico, el mejor del mundo puede jugar a eso, a ser el mejor.

¿Pero qué sucede cuando el mejor del mundo está atrapado dentro de un esquema estático que tiende a anularlo? Nada. Eso, se diluye en la nada. La defensa rival puede concentrarse mucho en él, porque los otros objetivos resultan relativamente estáticos. Para que el mejor del mundo asuma esas credenciales debe estar rodeado de jugadores que sepan jugar sin balón, prestos para el desmarque y la recepción, corredores infatigables. Si esa condición no se satisface, el mejor del mundo tratará de extralimitarse en funciones, extraviándose tácticamente, diluyéndose para gloria de los contrarios y bochorno de los propios.

Además, en el fútbol el aspecto psicológico adquiere fundamental importancia. Un jugador, el mejor o el peor, al sentir que sus esfuerzos resultan infructuosos, propenderá al desánimo o a la desconfianza en sí mismo, el peor de los tormentos.

Particularmente, confío en la increíble amistad entre el mejor del mundo y el balón. Ojalá que lo ayuden a jugar: el fútbol real, esencialmente, nace de lo colectivo, de la armonía entre los talentos.

In the Name of Science

From ancient times through the 19th century, physicians used bloodletting to treat acne, cancer, diabetes, jaundice, plague, and hundreds of other diseases and ailments (D. Wooton, Doctors Doing Harm since Hippocrates, Oxford Univ. Press, 2006). It was judged most effective to bleed patients while they were sitting upright or standing erect, and blood was often removed until the patient fainted. On 12 December 1799, 67-year-old President George Washington rode his horse in heavy snowfall to inspect his plantation at Mount Vernon. A day later, he was in respiratory distress and his doctors extracted nearly half of his blood over 10 hours, causing anemia and hypotension; he died that night.

Today, we know that bloodletting is unhelpful because in 1828 a Parisian doctor named Pierre Louis did a controlled experiment. He treated 78 people suffering from pneumonia with early and frequent bloodletting or less aggressive measures and found that bloodletting did not help survival rates or recovery times.

Ron Kohavi, Roger Longbotham, and Toby Walker (Online Experiments: Practical Lessons, IEEE Computer, September 2010)