Ayer el veterinario tuvo que examinar a Diego, el Rottweiler. Amaneció tumbado, con dolor y desgano para todo incluyendo la comida (cosa muy rara y signo inequívoco de enfermedad). Pata delantera izquierda. Temía lo peor: una fractura o alguna enfermedad extraña. Cambiar de posición le resultaba un suplicio, se retorcía del dolor, y en una de ésas, tratando de ayudarlo, me mordió. Por fin pudo atenderlo el veterinario: determinó para alivio de todos que no era fractura, y le indicó unos relajantes musculares. A las pocas horas Diego estaba mucho mejor, al punto que nos seguía por la casa y correteaba con (entiéndase mejor: saltaba sobre) los otros perros.
Acabo de verlo esta mañana. Aún cojea notablemente, pero por lo menos no está tumbado ni gime de dolor. Parece Karate Kid en la confrontación final, incapaz de encontrar apoyo en una de sus extremidades, pero preparando la patada victoriosa. Espero que en los próximos días esté plenamente recuperado.