Prócer de luces, padre de la patria, aventajado pensador, joven de los juramentos cumplidos, hombre de las dificultades, Libertador, Simón Bolívar. Nace en Caracas, un 24 de Julio, hace 227 años, en 1783. La Caracas colonial, tan distinta a cualquier otra ciudad de las posesiones españolas de la época. Nace Bolívar en esa Venezuela de fértiles tierras, en contacto directo con las Antillas, con los forajidos, con los aventureros, con los contrabandistas, con los libros revolucionarios, con las noticias de Europa y de los Estados Unidos. Esta Venezuela dinámica en hombres e ideas incide, sin duda, en buena parte de lo que posteriormente será el carácter y la ideología del Libertador.
Un niño relativamente normal, según los registros históricos. La infancia de Bolívar parece desprovista de esos rasgos místicos que algunos le atribuyen, incapaces de asimilar que un niño corriente ascendiese al rango de hombre universal. Alegría de una típica casa colonial, de amplios patios, con árboles frutales donde seguramente llegaban los entonces numerosos pájaros de aquella Caracas ida para siempre. Casa donde corretearía y jugaría con Juan, Juana y María. Corretear, volar por el Caribe, por Guayana, por los llanos, por los Andes, rompiendo yugos.